He aprendido a saber diferenciar la
interculturalidad del etnocentrismo y, a su vez, de la multiculturalidad.
Así pues, se entiende como interculturalidad, a groso modo,
como la convivencia de varias culturas en un entorno social. Éste es el nivel
ideal al que deberíamos llegar aunque, hoy por hoy, nos encontremos en el nivel
que se refiere a multiculturalidad, el cual explicaré más adelante. Dentro de
la interculturalidad hay aceptación, interacción y convivencia, quiere decirse,
que aprendemos viviendo juntos. Por tanto, para lograr esta convivencia,
primeramente, debemos reconocer nuestros errores para facilitar toda esta
convivencia cultural.
El etnocentrismo se produce cuando hay una cultura superior a
otra, o sea, cuando se le da un valor superior a la cultura a la que
pertenezco, frente a las demás, infravalorándolas y eliminándolas a su vez.
Por último, existe multiculturalidad cuando somos
conscientes de una coexistencia de múltiples culturas. Es decir, que son
respetadas pero no interaccionan con la nuestras.
Los
tres constructos tienen en común el término cultura.
Una vez aclarado estos términos, los
cuáles no sabía correctamente, saco como reflexión de la sesión de hoy que, a
nivel global, existe multiculturalidad pero, en muchos rincones del mundo, aún
sigue existiendo etnocentrismo. En realidad, todos somos algo etnocéntricos
porque pensamos que nuestra cultura es mejor y evaluamos y juzgamos las demás
desde la perspectiva de la nuestra. Así pues, estamos aún en un relativismo
cultural, donde debemos ir un paso más allá interculturalmente, en el cual,
debemos conocernos a nosotros mismos, o sea, conocer nuestras sombras y luces.
Una vez conocida nuestra propia crítica, también debemos conocer al otro para
poder entablar una relación de simpatía y, posteriormente, una convivencia. Debemos
caer en el relativismo cultura, donde todos respetemos las culturas que puedan
existir sin la necesidad de juzgarlas negativamente.
Así pues, me gustaría establecer que
estaremos en un contexto intercultural cuando ya no se hable sobre todo este
tema que he escrito anteriormente, ya que no hará falta, en ese caso, porque ya
estará totalmente afianzado.
Para concluir la reflexión, me
gustaría enfocar todo este en el ámbito educativo, ya que, yo, como futura
docente, debo realizar la acción de arraigar totalmente a todas estas familias
para poder paliar esta realidad en la que nos encontramos. El papel de las
familias es profundamente primordial.
Los docentes tienen un papel
fundamental en esta labor… ¡Podemos colaborar a la extinción sobre esta
realidad intercultural, luchemos!
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